Cuando una persona es atacada energéticamente va a tener sensaciones persistentes de cansancio extremo que le va a afectar la capacidad de realizar las actividades cotidianas.
Hay personas que experimentan problemas para enfocarse, recordar o procesar información de manera eficiente.
Las enfermedades invisibles también son producto de ataques energéticos, que con el paso el tiempo, le dan acceso a la acción biológica, se manifiestan físicamente, inesperadamente, mediante un diagnóstico sorpresivo, por algún tipo de accidente, y en muchos casos, sin posibilidad de revertir.
En algunos casos notará una sensación general de falta de energía y vitalidad, que puede manifestarse como debilidad física y mental.
También puede experimentar cambios notables en el cuerpo, sin razón aparente, como dolores, molestias o síntomas físicos inexplicables.
Otro de los factores mediante los cuáles puede identificar que se encuentra bajo un ataque energético es cuando pierda interés o motivación para realizar actividades que antes resultaban gratificantes o placenteras.
El agotamiento emocional y sentirse abrumada, a menudo acompañado de cambios en el estado de ánimo es el comportamiento más clásico en este tipo de afectaciones. Podrá notarlo cuando de repente se crean situaciones conflictivas en el hogar, el trabajo y el entorno, que por momentos Ud. No llegue a comprender bien la causa y comienza a sentir cierta desorientación respecto a los sentimientos con sus semejantes, sensaciones de enojo y reacciones erradas. Este es un caso claro de ser víctima de un ataque energético.
Y la manifestación más específica para detectar los ataques energéticos se dá al experimentar dificultades para conciliar el sueño o mantenerlo, e incluso en despertarse súbitamente sin razón aparente.
Es importante destacar que si bien los síntomas de estos ataques energéticos pueden ser identificados, lo importante radica en abordarlos mediante un plan de acción. Este plan puede incluir diversas técnicas que disponemos en Ágora Holística, desde una terapia en modalidad online hasta una serie de procesos de terapia prolongada, según el caso, incluída la visualización remota, el uso de cristales de energía híbrida, aplicación de energía radiónica, la remoción de entidades, la creación de barreras energéticas y la limpieza energética del ambiente o del cuerpo y de los fractales.
Recuerde que la autenticidad del bienestar proviene de un equilibrio holístico que incorpore aspectos físicos, mentales, emocionales y espirituales.
El primer paso para lograr evitar, liberarse, y protegerse de ataques energéticos es agendando una cita totalmente online mediante una Primer Consulta Sin Costo y Sin Compromiso mediante el siguiente enlace: https://agoraholistica.com/citas/
Veamos ahora una lista específica, con las 8 señales más habituales mediante las cuáles podemos detectar algún tipo de ataque energético.
SEÑAL NÚMERO 1: Cansancio y Fatiga.
Podemos hablar de «ataques energéticos» como eventos en los que se percibe una influencia negativa o desequilibrada en el campo energético de una persona, lo que puede manifestarse en síntomas de cansancio y fatiga.
Imagine a alguien que participa en una reunión social donde hay mucha tensión emocional y conflicto. Durante la interacción, esta persona puede sentir que está absorbiendo la energía negativa de los demás, lo que afecta su propio campo energético. Como resultado, experimenta síntomas de cansancio y fatiga, ya que su cuerpo y su mente están lidiando con el exceso de energía negativa que ha absorbido o de la energía positiva que le vampirizaron. Estos síntomas podrían incluir:
- Sensación de agotamiento físico, como si le hubieran consumido toda su energía.
- Fatiga mental, dificultad para concentrarse y procesar pensamientos.
- Dolores corporales o sensaciones de incomodidad que parecen surgir sin una causa física evidente.
- Emociones abrumadoras, como tristeza o ansiedad, que parecen no tener una explicación clara.
- Dificultad para dormir debido a la intranquilidad emocional y mental.
En este ejemplo, la persona podría percibir ó interpretar estos síntomas como resultado de un «ataque energético» causado por la interacción con la energía negativa presente en el entorno social e inclusive familiar.
SEÑAL NÚMERO 2: Dificultad de Concentración y Falta de Enfoque.
Imagine a alguien que está trabajando en un proyecto importante en su casa cuando de repente siente una sensación de desconexión y confusión mental. A pesar de sus esfuerzos, le resulta difícil mantenerse concentrado en la tarea en cuestión y su mente parece divagar constantemente. Esto podría atribuirse a un «ataque energético» en el que la persona percibe una interferencia negativa en su campo energético que afecta su capacidad de concentración y enfoque. Algunos ejemplos de cómo estos síntomas podrían manifestarse incluyen:
- Mente dispersa: La persona encuentra difícil mantener sus pensamientos en un solo lugar y constantemente se ve distraída por ideas irrelevantes o preocupaciones triviales.
- Dificultad para procesar información: A pesar de leer o escuchar atentamente, la información parece no quedarse en la mente de la persona, lo que dificulta la comprensión y retención de la misma.
- Olvidos frecuentes: La persona puede experimentar lapsos de memoria y olvidar detalles importantes relacionados con la tarea que está realizando, lo que afecta su eficiencia y precisión.
- Incapacidad para completar tareas: A pesar de tener la intención de trabajar en una tarea específica, la persona puede sentirse abrumada por la falta de enfoque y energía, lo que dificulta su capacidad para llevarla a cabo de manera efectiva.
- Sensación de confusión: La persona se siente desorientada y desorganizada, lo que dificulta la toma de decisiones y la resolución de problemas de manera clara y eficiente.
En este escenario, la persona podría interpretar estos síntomas como consecuencia de una interferencia negativa en su campo energético, lo que afecta su capacidad de concentración y enfoque.
SEÑAL NÚMERO 3: Disminución de la Vitalidad y la Energía.
Tomemos como ejemplo a una persona que normalmente es enérgica y activa, pero de repente comienza a experimentar una sensación de debilidad y falta de vitalidad sin una razón aparente. Esta persona puede sentir que su energía se agota rápidamente y que incluso las tareas cotidianas requieren un esfuerzo considerable. Estos síntomas podrían atribuirse a un «ataque energético» en el que la persona percibe una influencia negativa intencional y maliciosa en su campo energético, afectando su vitalidad y energía. Algunos ejemplos de cómo estos síntomas podrían manifestarse incluyen:
- Fatiga persistente: La persona se siente constantemente cansada y agotada, incluso después de períodos de descanso adecuado. La falta de energía afecta su capacidad para participar en actividades físicas y sociales básicas como ir de compras al supermercado, gimasio o universidad.
- Sensación de pesadez: La persona describe una sensación de peso en su cuerpo, como si estuviera arrastrando una carga adicional que dificulta su movilidad y agilidad.
- Desinterés en actividades habituales: La persona pierde el interés en actividades que solía disfrutar, debido a la falta de energía y motivación. En este punto incluso las actividades simples pueden parecer abrumadoras y desalentadoras.
- Dificultad para concentrarse: La falta de energía afecta la claridad mental y la capacidad de concentración de la persona, lo que dificulta la realización de tareas y la toma de decisiones.
- Estado de ánimo deprimido: La disminución de la vitalidad y la energía puede llevar a un estado de ánimo deprimido, con sentimientos de desesperanza y falta de interés en la vida cotidiana incluso utilizando productos químicos inductivos como las medicaciones.
SEÑAL NÚMERO 4: Alteraciones Físicas Inexplicables.
Partimos del escenario de alguien que comienza a experimentar una serie de síntomas físicos desconcertantes y sin explicación aparente. Estas manifestaciones pueden variar desde dolores corporales hasta sensaciones extrañas en el cuerpo, y la persona puede sentir que estas alteraciones afectan su bienestar físico de manera significativa. Estos síntomas podrían atribuirse a un «ataque energético» en el que la persona percibe una influencia negativa en su campo energético que se manifiesta en su cuerpo físico biológico. Algunos ejemplos de cómo podrían manifestarse estas alteraciones físicas incluyen:
- Dolores y molestias corporales: La persona experimenta dolores musculares, dolores de cabeza, sensación de presión en el pecho o en el abdomen, en la nuca, en la espalda, sin una causa física evidente. Estos dolores pueden ser persistentes o aparecer y desaparecer de manera intermitente en cualquier momento y lugar.
- Sensaciones extrañas en el cuerpo: La persona describe sensaciones como hormigueo, entumecimiento, punzada, calor o frío inexplicables en diferentes partes del cuerpo, que no pueden atribuirse a ninguna causa física conocida.
- Cambios en la piel: La persona puede notar cambios en su piel, como erupciones, enrojecimiento o picazón, que inicialmente parecen relacionarse con alergias, enfermedades de la piel u otras condiciones médicas reconocidas pero que los tratamientos no logran controlar.
- Problemas gastrointestinales: La persona experimenta problemas digestivos, como malestar estomacal, náuseas, diarrea o estreñimiento, sin una causa dietética o médica obvia.
- Fatiga crónica: La persona se siente constantemente cansada y sin energía, a pesar de descansar adecuadamente, lo que afecta su capacidad para llevar a cabo actividades diarias.
SEÑAL NÚMERO 5: Malas Reacciones y Enojo.
Si de repente comienza a experimentar reacciones emocionales intensas, como irritabilidad, enojo y explosiones emocionales desproporcionadas a las situaciones cotidianas. Esta persona puede sentir que sus emociones están fuera de control y que reacciona de manera exagerada ante circunstancias que normalmente no le molestarían. Estas malas reacciones y el enojo podrían atribuirse a un «ataque energético» en el que la persona percibe una influencia negativa en su campo energético que conecta con su campo emocional. Algunos ejemplos de cómo podrían manifestarse estas emociones incluyen:
- Irritabilidad: La persona se siente fácilmente irritada y molesta por pequeñas cosas que normalmente no le afectarían. Puede tener una menor tolerancia a la frustración y reaccionar de manera exagerada ante situaciones que de otro modo pasarían desapercibidas.
- Explosiones emocionales: La persona experimenta estallidos repentinos de enojo o ira, que pueden manifestarse en gritos, insultos o reacciones físicas con comportamientos agresivos hacia los demás o con objetos cercanos. Estas explosiones pueden ser desproporcionadas a la situación y sorprender tanto a la persona como a quienes la rodean.
- Sentimientos de resentimiento: La persona alberga resentimiento hacia los demás sin una razón clara, lo que puede afectar sus relaciones interpersonales y su bienestar emocional.
- Dificultad para controlar las emociones: La persona encuentra difícil controlar sus emociones y regular sus reacciones, lo que puede llevar a un ciclo de comportamiento reactivo y negativo.
- Sensación de malestar emocional: La persona experimenta una sensación general de malestar emocional, que puede manifestarse en tristeza, ansiedad o sensación de vacío emocional.
SEÑAL NÚMERO 6: Desmotivación.
Alguien que normalmente posee un perfil motivado y entusiasta, pero de repente comienza a experimentar una falta de interés y motivación hacia las actividades que solía disfrutar. Esta persona puede sentir que carece de energía y pasión, y que incluso las tareas que antes le resultaban gratificantes ahora parecen abrumadoras y sin sentido. Esta desmotivación podría atribuirse a un «ataque energético» en el que la persona percibe una influencia negativa en su campo energético que le separa reactivamente, emocionalmente e incluso intelectualmente y que afecta su campo energético, su bienestar emocional y su canal de desarrollo exitoso en la prosperidad. Algunos ejemplos de cómo podría manifestarse esta desmotivación incluyen:
- Falta de interés en actividades cotidianas: La persona muestra una apatía general hacia las actividades que normalmente le interesan, como el trabajo, los pasatiempos o pasar momentos con amigos y familiares.
- Dificultad para establecer metas y objetivos: La persona encuentra difícil establecer metas claras y motivarse para trabajar hacia ellas. Puede sentirse abrumada por la falta de dirección y propósito en su vida.
- Baja autoestima y autoconfianza: La persona puede experimentar una disminución en su autoestima y confianza en sí misma, lo que dificulta su capacidad para perseguir sus sueños y aspiraciones.
- Procrastinación y evasión: La persona tiende a posponer las tareas importantes y evitar enfrentarse a responsabilidades, lo que agrava aún más su sensación de desmotivación y falta de logro.
- Sensación de estancamiento: La persona siente que está atrapada en una rutina monótona y sin salida, lo que le impide experimentar crecimiento personal y profesional.
SEÑAL NÚMERO 7: Agotamiento Emocional.
Alguien que normalmente es emocionalmente resiliente y capaz de manejar el estrés, pero de repente comienza a experimentar una sensación abrumadora de agotamiento emocional, puede sentirse agotada mental y emocionalmente, como si hubiera gastado toda su energía y ya no pudiera lidiar con las demandas de la vida diaria. Este agotamiento emocional podría atribuirse a un «ataque energético» en el que la persona percibe una influencia negativa en sus emociones inclusive sin poder identificarlo. Algunos ejemplos de cómo podría manifestarse este agotamiento emocional incluyen:
- Sensación de vacío emocional: La persona experimenta una sensación de apatía y desapego emocional, como si hubiera perdido la capacidad de conectar con sus propias emociones y las de los demás.
- Fatiga emocional constante: La persona se siente constantemente exhausta emocionalmente, como si estuviera luchando una batalla interna agotadora que nunca termina.
- Dificultad para manejar el estrés: La persona encuentra difícil hacer frente a situaciones estresantes de manera efectiva y puede sentirse abrumada por las demandas de la vida cotidiana.
- Irritabilidad y sensibilidad: La persona se vuelve más irritable y sensible a los estímulos externos, lo que puede provocar respuestas emocionales exageradas ante situaciones relativamente menores.
- Desconexión emocional: La persona puede desconectarse de sus relaciones interpersonales y evitar el contacto emocional con los demás, buscando refugiarse en la soledad para protegerse del agotamiento emocional.
SEÑAL NÚMERO 8: Irregularidad del Sueño.
Normalmente, luego de descansar, se disfruta de un sueño reparador, pero de repente comienza a experimentar dificultades para conciliar el sueño o mantenerse dormido durante la noche. Esta persona puede experimentar insomnio, despertares frecuentes durante la noche o un sueño superficial no reparador. Estas irregularidades en el sueño podrían atribuirse a un «ataque energético» en el que la persona percibe una influencia negativa en su campo energético que afecta su ciclo de sueño, a su campo energético y su capacidad para descansar adecuadamente debido a un ataque nocturno e incluso diurno, por ejemplo durante el momento de la siesta. Algunos ejemplos de cómo podría manifestarse esta irregularidad del sueño incluyen:
- Dificultad para conciliar el sueño: La persona encuentra difícil quedarse dormida al acostarse en la noche, pasando largos períodos dando vueltas en la cama antes de finalmente conciliar el sueño.
- Despertares frecuentes durante la noche: La persona se despierta varias veces durante la noche sin motivo aparente, interrumpiendo su ciclo de sueño y afectando su calidad de descanso.
- Sueño superficial y no reparador: Aunque la persona duerme, su sueño parece superficial y no proporciona la sensación de descanso y revitalización que debería.
- Pesadillas o sueños vívidos: La persona puede experimentar pesadillas o sueños vívidos y perturbadores que interrumpen su sueño y provocan una sensación de incomodidad al despertar.
- Fatiga diurna: Debido a la falta de sueño reparador, la persona se siente cansada y somnolienta durante el día, lo que afecta su capacidad para concentrarse y funcionar con normalidad.
Asistencia contra Ataques Energéticos
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Génesis de ataques energéticos.
El origen de un ataque energético surge a partir de la idea de que el cuerpo energético cuenta con un campo de energía sutil que adopta una forma prácticamente ovalada debido a que permea y contornea al cuerpo físico biológico en los seres vivos, ya sean Seres humanos, animales, insectos, plantas, hongos, bacterias, protistas, archaeas y virus. Este sector se lo conoce como globo energético o huevo energético, que a su vez es atravesado por un canal principal perteneciente a la estructura fundamental en el desarrollo embrionario en el caso humano, llamado notocorda, es allí que se identifica lo que se conoce como canal energético o conducto de energía vital, conocida en algunos casos como prana, mana, lung, ki, chi, entre otros.
A medida que el cuerpo energético sufre diferentes traumas, por ejemplo emocionales, esta capa comienza a alterar su forma hasta que surgen fisuras y, por ende, fugas de energía o accesos invasivos, debilitando el cuerpo energético y desestructurando al cuerpo físico biológico por medio de esta anomalía.
Existe un tipo de ataque energético
denominado homogéneo que se establece de uno a uno, cuando un cuerpo energético negativo se vincula con un cuerpo energético positivo, por ejemplo, mediante una entidad desencarnada, tulpa, entidades espirituales o galácticas maliciosas.
Para ilustrar este conocimiento, comprendamos la actividad de una entidad maliciosa de energía negativa que ataca a un ser vivo, a una persona física positiva, donde el ente negativo provoca alteraciones, invasivas o simuladas, para debilitar el cuerpo de contención energética, es decir, daña el campo energético de la persona, transmutando su polaridad y modificando el nivel de energía. El resultado final de este propósito puede derivar en la posesión o incorporación y control del cuerpo biológico por parte de dicha entidad maligna, comúnmente conocido en tratamientos para la quita o desposesión a incorporaciones de espíritus o entidades como por ejemplo el exorcismo.
Un segundo tipo de ataque
es el energético masivo, en este caso el ataque se perpetra a nivel colectivo, con varios entes sobre una víctima. El mismo se genera mediante la intervención de egregores e instauración de sellos malignos o larvas energéticas. La manera en que lo hacen es desestabilizando la capa de protección; se adhieren y perforan la misma desde afuera mediante daños o desde adentro hacia afuera de manera implosiva para permitir descascararla. Una vez creada la fisura, comienza el proceso de fuga energética o el acceso de otras entidades. Casos de ejemplos concretos podrían darse en el paso por hospitales, cementerios, grupos de encuentros de meditación, retiros o cursos de sanación liderados por falsos profetas, entre otros.
El tercer tipo de ataque
es el dirigido y se produce mediante chips o implantes. Primero depositan lo que se denomina huella energética para poder identificar a la víctima. En el caso de las abducciones por ejemplo, se produce en el instante mismo en que se genera el primer contacto visual; de esta manera, inconscientemente logran la aceptación por parte de la víctima. Posteriormente, comienzan a operar en otros niveles supraconscientes, incluidos otros espacios o estados multidimensionales. Este tipo de intervención es de mayor nivel debido a que no es un ataque espiritual como el citado en los casos anteriores, en esta ocasión el ataque es a nivel galáctico en la linea frecuencial del fractal de la persona.
Un cuarto tipo de ataque
se denomina ataque en eslabón o encadenado. Para que un cuerpo energético pueda originar en otro cuerpo un ataque energético, el cuerpo agredido debe encontrarse desestabilizado, al igual que el cuerpo agresor, generalmente debido a otro ataque energético de nivel superior. Por ejemplo, este podría ser manipulado por una entidad arcóntica que utiliza a otra entidad maligna como prisionera, esclava o bien sometida a su servicio. Si bien la mayoría de las agresiones son involuntarias, algunas son voluntarias, y todas ellas surgen a partir de una entidad superior.
Concepto general.
Cuando un cuerpo energético se encuentra estable, jamás atacará a otro. Es por ello que para realizar un correcto proceso de sanación no es suficiente con remover a la entidad. Esta debe ser tratada por el sanador e intervenida en su conjunto o linaje desde su origen.
En conclusión, si Usted se encuentra experimentando alguno de los síntomas mencionados que podrían ser interpretados como un «ataque energético», es importante considerar la posibilidad de invertir en un proceso de protección y control energético regular.
En lugar de ser afectado por estos síntomas, dedicar tiempo y recursos a cuidar su energía puede ser una medida preventiva eficaz para mantener su bienestar físico, mental, espiritual y emocional.
Un proceso de control energético mensual puede implicar consultas de control y regulación de la energía por medio de una mesa energética, ya que por medio de esta herramienta se pueden identificar y abordar posibles desequilibrios en su campo energético, así como proporcionarle técnicas y herramientas para fortalecer y proteger su energía.
Además, invertir en aprender sus propias prácticas de autocuidado que fomenten el equilibrio energético, puede mejorar su condición holística y aprender a realizar su propio proceso mediante la formación en Mesa Radiónica Energética como su proceso de control energético habitual y fortalecer su bienestar general como así también el de sus semejantes.
Recuerde que el cuidado de su energía es una parte importante de su salud integral, y dedicar tiempo y atención a este aspecto de su bienestar puede tener beneficios significativos a largo plazo. No dude en buscar apoyo profesional si siente que necesita ayuda para gestionar sus energías de manera efectiva y mantener un equilibrio óptimo en su vida.
Si Usted conoce a alguien que esté atravesando por una situación similar, compártale esta información, para hacerle llegar una solución lo mas pronto posible.